Quienes me conocen saben que llevo ya mucho tiempo trabajando por un cambio real en el sistema sanitario, un cambio de forma de actuar donde a las personas se las trate como lo que somos: PERSONAS en mayúsculas. Y creo que este cambio, y no soy el único que mantiene esta idea, debe partir desde la parte de arriba de los organigramas, al más alto nivel, para que lo que denominamos, de manera acertada o no, HUMANIZACIÓN se trasforme en un concepto líquido que impregne a toda la organización.
Este fluir incesante es que debe ser el lubricante que permita ese ansiado cambio, pero de nada servirá si los gestores no creen en ello, y sobretodo si no lo llevan a la práctica en todos los aspectos de su labor gestora. Ahora sumidos en plena época vacacional, con escasez de profesionales sanitarios, con enfermeras recién salidas de la facultad, con una nueva ola «oculta» de COVID se pueden leer en las redes sociales muchos comentarios de profesionales descontentos… y?
Se hace algo para HUMANIZAR LA GESTIÓN?
Siempre afirmo que los profesionales son lo mejor que tienen las organizaciones, y continuaré afirmándolo, pero los profesionales deben ser cuidados como se merecen y por desgracia no siempre es así.
Hemos de:
PONER AL PROFESIONAL EN EL CENTRO DEL SISTEMA
Y eso es competencia de todos: administraciones, direcciones, mandos intermedios y también sin duda de los propios profesionales.
Si no creemos en las PERSONAS vamos mal.